«Los detalles llevan a la perfección, pero la perfección no es un detalle».
Leonardo Da Vinci.
El mago John Carney se pregunta: ¿Qué podría hacer uno para elevar el oficio de la magia al nivel del arte?
Para él, «el arte debe comunicar algo potencialmente interesante. La gente se interesa, en primer lugar, por ella misma, en segundo, por otra gente, y en tercero, por cosas.»
En este sentido pone de ejemplo al mago Dr. Hiroshi Sawa como ejemplo de cómo transformar una rutina clásica en algo diferente, especial, emocionante.
Se inspira en la naturaleza, en el mar:
Monedas que son submarinos en el fondo del mar:
Y el que quizás es un discípulo suyo (Shimpei), transforma la baraja en un auténtico piano con sus teclas “blancas” y “negras”. Delicioso:
John Carney añade otro ejemplo de míster Sawa:
«El mago típico hace que las monedas aparezcan y desaparezcan sin mayor justificación. Sawa describe una experiencia en Las Vegas, y su mano representa el papel de una tragaperras. Cuando pierde, vemos que las monedas han desaparecido. Cuando gana, una gran cantidad de monedas aparece de la nada.»
Creo que aquí la palabra clave es justificación.
Toda acción debe tener una causa que la genera, una motivación, un deseo, un obstáculo, un contexto que “justifique” porqué unas monedas viajan de una lado a otro o una carta reaparece en el bolsillo del espectador.
Quizás no siempre, pero me parece un buen ejercicio para desarrollar una presentación que me haga permanecer enganchado hasta el final.
Un saludo!