Por lo que voy a decir parece que tengo una cruzada contra la cartomagia. Ni mucho menos.
Verás, la cuestión es por qué tienes que hacer una sesión mágica solo con cartas. La magia es un universo completo, un ecosistema en el que conviven diferentes especialidades, y la cartomagia es solo una rama más de este amplísimo mundo.
Aparte, Si hago más de 10 minutos de cartas, al menos mi público, se duerme. Puedo utilizar 50 técnicas distintas, 20 revelaciones y 100 manipulaciones, que la gente solo verá cartas, cartas y más cartas. La capacidad de asombro tiene un límite. Lo digo yo, lo dice Joshua Jay y lo dice un estudio de la Universidad de New Jersey.
Por cierto, este estudio me cambió la visión de cómo debía afrontar la magia. Años después, en una conferencia, me enteré de que al mago Adrián Carratalá también. De hecho modificó la visión de su empresa por él.
Ahora bien, si haces tus 10 minutos de cartas, otro rato de cuerdas, algo de manipulación, unas monedas, unos aros, un viaje imposible y terminas con una carta rota y recompuesta, te aseguro que nadie se va a quejar de que utilices distintas barajas, de distinto color o tamaño. Es más, está justificado en la sesión ya que vas terminado unos actos y comienzas otros, como cerrando capítulos temáticos. Mantienes el asombro, desvías la atención del público, utilizas otros elementos mágicos y, vaya, demuestras tu versatilidad como mago. Y además has utilizado 8 barajas distintas y a nadie le ha chirriado.
Al principio es normal que vayas con tu arsenal de 5 o 6 barajas encima, a todos nos ha pasado. Con el tiempo y la experiencia con público aumentarás tu arsenal a 12 o 20, pero además añadirás otros elementos para combinar, de forma que tu actuación no dependerá solo de los naipes sino que serán un elemento mágico más.
Espero que mi opinión te haya servido, un saludillo.