10 claves para hacer magia infantil (DECÁLOGO)

Hace unos cuantos años leí un decálogo sobre la magia infantil.

Para enmarcar.

He aquí un resumen.

¿Qué te parece?

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  1. Trátalos como niños, no como tontos.

Los niños se enteran de todo, trátalos como personas con gustos diferentes a los de los adultos y reacciones distintas a ellos.

Son muy exigentes por su espontaneidad y su capacidad crítica, si algo no le gusta te lo hará saber.

Si le encanta, también.

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  1. Ofrece a cada edad lo que desea.

Saber un poco sobre las etapas de desarrollo infantil es básico para conectar de verdad.

No te descubro nada si te digo que un niño de cuatro años no tiene nada que ver con una de doce.

A los de once o doce años, (por ejemplo) les encantan las historias de miedo y misterio (algo que atrae, de manera muy diferente, a los de seis). Verás, también, Que a los ocho y nueve años les encantan las aventuras, la fantasía, la acción.

Es muy probable que en una fiesta tengas edades diferentes, estudia tu espectáculo de tal manera que no ignores a nadie (porque si se aburre te lo hará notar).

Dale a cada uno algo con lo que pueda disfrutar la magia a su manera.

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  1. Ensaya muchísimo y cuida todos los detalles.

Si un truco te sale mal y te pillan, te lo dirán sin filtros.

No te lo tomes a personal y dale la vuelta a la situación para salir airoso como puedas.

Si quieres que eso no te ocurra, ya sabes, más vale prevenir que curar.

Practica, practica y sigue practicando.

Ensaya y mucho.

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  1. Trata de ser original.

Hacer los mismos trucos que otros magos no es un problema.

El problema es que los hagas exactamente igual.

Inventa tu propia presentación, cambia el final, añade nuevos elementos, elige tu propia música, etc.

Prepárate para la odiosa frase de “ese truco ya me lo sé” (que no significa que sepa cómo se hace, sino que lo ha visto ya y sabe lo que va a ocurrir).

Si desaparece el “efecto sorpresa” conseguirás reacciones poco entusiastas.

Pon de tu parte, añade tu personalidad, no copies y ya está.

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  1. Si provocas alboroto, ten previsto cómo controlarlo.

A veces la emoción se nos va de las manos y se forma tremendo jaleo en la sala.

Eso no es malo necesariamente si sabes cómo volver a encauzar el show en la dirección que tienes planeada.

Aprende sobre dinámicas grupales, si conoces a algún profesor o maestra pregúntales, ellos saben mucho sobre redirigir la atención de los alumnos.

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  1. Recoge el material que vayas utilizando.

Cuando termines la magia es muy habitual que se acerquen a saludarte y compartir contigo la emoción de lo que acaban de vivir.

Asegúrate de ir recogiendo todos los artilugios que hayas ido utilizando para no comprometer el secreto y poder concentrarte en charlar con la gente.

Esto, que parece muy sencillo, probablemente te exija una cierta dosis de ensayo para estudiar dónde y, sobre todo, cómo guardas cada objeto. Que no dé la sensación de que guardas por guardar. La recogida debe convertirse, también, en parte del espectáculo.

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  1. Invierte en material y en formación.

Invertir en tu mejora constante como mago aumentará las posibilidades de tener funciones más satisfactorias, mejor ejecutadas y con mayor proyección (es probable que te vuelvan a llamar).

La ilusión y las ganas de pasárselo bien de los niños merecen el esfuerzo que supone estudiar y aumentar conocimientos.

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  1. Cuida tu imagen.

Creo que no es preciso vestirse de mago para hacer un espectáculo digno, igual que no es necesario disfrazarse de nada para hacer magia. Pero sí debemos ser coherentes con nuestro trabajo.

Si mantenemos un personaje, habrá que cuidar sus detalles en cuanto a vestuario, voz, movimientos…

Si queremos ser nosotros mismo, deberemos esforzarnos por aparentar naturalidad. Ahora bien, esa naturalidad no nos puede llevar al descuido.

La imagen es lo primero que se apreciará. Antes, incluso, de que comiences a hablar, tu imagen estará haciendo una presentación de lo que vendrá después.

¿Qué quieres transmitir?

¿Tu imagen coincide con eso?

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  1. Respeta las normas de las Artes Escénicas.

Dirígete a toda la sala, mira a todos y no sólo a unos pocos.

Cuida el discurso, la dicción y la manera de hablar.

Si necesitas micrófono, aprende antes a usarlo. El micrófono es una herramienta utilísima, pero puede ser una tortura en manos de un inexperto.

Economiza los esfuerzos en escena. Los movimientos innecesarios no aportan nada, te cansan a ti y cansan a los espectadores.

Si vas a emplear iluminación, asesórate antes: un exceso de luz o una semipenumbra obligan a esforzarse al público, con lo que se cansarán. Y en el caso de los niños te lo harán saber.

Diseña tu espectáculo atendiendo a un nivel ascendente: que los niños tengan siempre la sensación de que lo que va a venir es mejor que lo que terminan de ver. En ese punto está una de las claves fundamentales del éxito.

Se correcto con la audiencia. Estás ahí por ellos y tu trabajo sólo tiene sentido con ellos.

Aunque no cobres por actuar, compórtate como un auténtico profesional. Recuerda que a ti también te gusta ver espectáculos dignos y no pequeñas chapuzas en escena.

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  1. Haz magia infantil sólo cuando estés preparado para hacerla.

Ya sé que, en ocasiones, la impaciencia, o la satisfacción porque alguien confía en nosotros, o las ganas por demostrar que somos capaces de hacer magia, nos llevan al aceptar encargos para los que no estamos preparados. Es un error.

No te comprometas ante el público sin tener la certeza de que puedes hacerlo bien, sin tener la garantía de que estás preparado y vas a lograr todos tus objetivos y los de quienes confían en ti.

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Un decálogo bastante correcto para hacer magia infantil. Aunque creo que la mayoría de los puntos son aplicables a la hora de hacer magia, en general :wink:

Me gustaría llamar la atención sobre el punto 1.

Trátalos como niños, no como tontos.

Es fundamental!!! Siendo necesario hacer esto con ellos en la vida diaria, a la hora de hacer magia más. Conseguirás más atención, se sentirán importantes, conseguirás que sea más fácil “manejarlos”, jejeje, y el show ganará muchísimo para ellos.
Obviamente, hay que adaptarse a la edad de la mayoría. No es lo mismo un niño de 6, que uno de 8 o uno de 12… pero siempre sin perder de vista eso, que son niños y no tontos :wink:

Gracias por el decálogo :blush::blush::blush:

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Muy bien dicho todo, es cierto todo

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Nadie podía haberlo dicho mejor. Cada tips da en el clavo.

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